Holanda revoluciona la agricultura.

 A medida que aumenta la población mundial de aquí a 2050, ¿de dónde vendrá el alimento extra necesario? Las nuevas tecnologías agrícolas en los Países Bajos podrían indicar el camino.





Holanda está a punto de cerrar un año récord en lo que a exportaciones de productos agroalimentarios se refiere. A falta de confirmar los datos del mes de diciembre, este pequeño país habrá exportado unos 80.000 millones de euros en productos agroalimentarios, más que España, Italia y Portugal juntos. Esta cifra impresionante es producto de años de investigación y desarrollo de nuevas técnicas que están multiplicando la productividad de este sector en Holanda.

No obstante, lo más importante es que el espacio que se necesita para producir un número elevado de hortalizas o frutas no es grande. Por ejemplo, el número de recursos dedicados a cultivar fresas se ha reducido a casi la mitad entre 2006 y 2017. El área de cultivo de esta fruta ha disminuido considerablemente, sin embargo la producción de fresas ha aumentado durante ese periodo, según datos del ministerio de Economía de Países Bajos.

El cultivo de fresas en invernaderos y politúneles (espacios en forma de túnel cubiertos de plástico o cristal) se ha disparado y ahora el 85% de las fresas se cultivan en espacios cerrados. Tras estos cambios, la producción de fresa se ha incrementado un 47% hasta las 58.000 toneladas en 2016.

Holanda es un país pequeño con una alta densidad de población. Alrededor de una cuarta parte del país se encuentra por debajo del nivel del mar. Se necesitan miles de kilómetros de diques para proteger esas zonas de las inundaciones.

Y es precisamente allí donde se encuentra la solución para una de las mayores tareas de la humanidad. En cualquier caso, así lo creen algunos agricultores y agrónomos de ese país. Aseguran que el mundo puede aprender a alimentar a los aproximadamente 9.600 millones de personas que poblarán la tierra en 2050, siguiendo su forma de cultivo.

Esta confianza en sí mismos no es casualidad. Los Países Bajos no solo son conocidos por sus coloridos tulipanes y zapatos de madera, sino también por su exportación de verduras. De hecho, el país es el segundo mayor exportador del mundo de productos agroalimentarios después de Estados Unidos. Los productores de frutas y hortalizas facturan alrededor de 6.000 millones de euros al año. Aquí crecen cebollas y patatas, pero también algunas verduras típicas del sur de Europa, como tomates, pimientos y chiles, que se encuentran entre los alimentos más vendidos.

Una vieja tecnología modernizada

La agricultura moderna de invernadero despegó en el país después de la Segunda Guerra Mundial como reacción a una de las últimas experiencias de hambruna en Europa. Hasta 20.000 personas murieron en el "invierno del hambre” holandés, durante los últimos meses de la ocupación alemana.

Hoy en día, la parte más avanzada de la tecnología de invernaderos del país se encuentra en la región meridional de Westland, donde el 80 por ciento de la tierra cultivada está repleta de invernaderos cubiertos de vidrio.

Nos encontramos en Duijvestijn Tomates, una empresa en crecimiento donde las plantas se doblan bajo el peso de las frutas rojas, amarillas, verdes y moradas. En estos espacios, extremadamente controlados, al visitante se le exige el uso de un traje higiénico de una pieza.

"Al final, la planta alcanzará entre 13 y 14 metros de altura y producirá unos 33 racimos de tomates”, explica Ad van Adrichem, director general de Duijvestijn Tomatoes.

Enfoques alternativos

El secreto del éxito es que los tomates holandeses no se cultivan en tierra, sino en pequeñas bolsas de lana mineral, un material fibroso que también se puede utilizar para el aislamiento y la insonorización.

"Ofrece mucho más control”, asegura van Adrichem. "Con ello, podemos controlar mejor la cantidad de nutrientes que necesitan las plantas, así como de agua”, aclara.

Asimismo, los invernaderos están equipados con todas las necesidades técnicas. Por ejemplo, Tomates Duijvestijn ha invertido en un techo de doble acristalamiento que almacena más calor y, al mismo tiempo, deja pasar suficiente luz para que las hojas inferiores de las plantas reciban suficiente sol.

La temperatura cálida constante proviene de dos pozos geotérmicos. El CO2 necesario para que crezcan las plantas es cuidadosamente conducido desde una refinería de petróleo cercana. Si el sol no brilla, la iluminación LED proporciona luz artificial diurna, que también brilla durante la noche. La tecnología va aún más allá: si no llueve, el riego está asegurado por el agua que se almacena en una capa subterránea de arena, para su uso durante los meses secos. En caso de que surjan plagas, la empresa no emplea pesticidas, sino insectos, que se comen las plagas. Incluso tienen colmenas de abejas para la polinización.

Sin embargo, algunos ecologistas se muestran escépticos ante la nueva tecnología, como por ejemplo, Herman van Bekkem, líder de Greenpeace Holanda.

Fuente: eleconomista/dw


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